miércoles, 27 de febrero de 2013

DIARIO DE UN SNOB

Releyendo, tras veinte años, Diario de un snob (1 y 2) de Francisco Umbral, de 1978. No hay una página mala, ni un párrafo mediocre. Qué bueno. Nadie escribía como él, es el mejor articulista que he leído. Lástima esos ùltimos años, tan idiotas...
Umbral, el de entonces, estaba fascinado y hasta se dirìa que enamorado de Catalunya. Dejo un fragmento sobre el tema catalán, de 1978, casi profético.
"En Cataluña, como en Portugal por los mismos años, lo que iba a ser una revoluciòn para cambiar la vida, transformar el mundo y glorificar la lengua, se ha ido quedando, lentamente, en un reformismo pequeño-burguès y resignado, que el moridero de elefantes de las revoluciones no es la contrarrevoluciòn, sino la mediocridad..."

sábado, 23 de febrero de 2013

PRESENTACIÓN DE "SAFARIS INOLVIDABLES" EN MADRID













NEVADA DEL VEINTITRÉS DE FEBRERO DE 2013 EN VALLVIDRERA, BARCELONA

Vi a las cigüeñas y ahora nieva. Veo todo lo horrible que pasa a mi alrededor pero sólo me pasan cosas buenas, tengo buenos presagios. Igual tenía razón cuando de pequeño pensaba que este año sería importante. En mitad de este caos, ¿será realmente este el mejor año de mi vida?
















lunes, 18 de febrero de 2013

EDAD

Tengo la misma edad que mi padre en 1979.
Recuerdo cómo era él entonces y me veo conduciendo de noche en una carretera llena de baches, con rectas interminables. Voy con mi mujer al lado y con mis dos hijos atrás: uno adolescente y el otro todavía un crío. Trato de adivinar en qué me parezco a él.
Conduzco a ciegas, sin pasado ni futuro, e imagino cómo hubiera sido yo si hubiera sido él.
Ahora y entonces.





viernes, 15 de febrero de 2013

CUENTISTAS FOOTBALL CLUB

Es un honor que Juan Carlos Márquez me incluya en su equipo de mejores cuentistas nacionales del Cuentistas Españoles Football Club de El lector Mal-herido. De lateral derecho. Lo poco que jugué a fútbol era central (leñero) pero me adapto. Gracias, Juan Carlos.

http://www.eldiario.es/lectormalherido/Cuentistas-espanoles-Footbal-Team_6_100499966.html


martes, 12 de febrero de 2013

VIDEO ENTREVISTA PARA EL CANAL CULTURAMAS DE LITERATURA (8/2/2013) SOBRE "SAFARIS INOLVIDABLES"

Una entrevista en video para el canal digital de la revista Culturamas en relación a "Safaris inolvidables." Es bastante larga y se habla de todo un poco. Gracias a Juan, de Culturamas.

jueves, 7 de febrero de 2013

ENTREVISTA EN REVISTA DE LETRAS A CARGO DE LOS ALUMNOS DEL CURSO DE PERIODISMO DIGITAL (7/2/2013)

Escuela RdL. Fernando Clemot: “Google Earth permite saciar algunas ansias de conocer en los viajeros inmóviles” 

Artículo aquí:
 http://www.revistadeletras.net/escuela-rdl-fernando-clemot-google-earth-permite-saciar-algunas-ansias-de-conocer-en-los-viajeros-inmoviles/

Si hay algo que destaca, literariamente hablando, de Fernando Clemot (Barcelona, 1970), son sus cuentos. Vuelve a la carga con Safaris inolvidables (Menoscuarto, 2012), la razón para retomar temas como la añoranza y la memoria, donde “se encierra el germen de la creación”. Este entrelazado de 163 hilos, fibras y esbozos narrativos se sumerge en la red para mostrarnos las posibilidades que da unir literatura y tecnología. Hablamos con él para descubrir más entresijos de su última obra.
Fernando Clemot (foto: Menoscuarto)
¿Qué es para ti un buen cuento? ¿Y qué debe ser, qué debe significar para el lector?
Lo que representa la literatura para cada uno es una cuestión muy personal y convendría no dar características generales fuera de ese ámbito cerrado. En mi opinión un buen cuento debe ofrecer al lector una lectura propia. Lo ha de poner en conexión con algo cercano, ha de trascender el sentido de anécdota contada para pasar a un estatus de narración que se transforme en coral. El gran éxito de un cuento, desde mi punto de vista, es que haga reflexionar al lector y lo ponga en conexión con alguna sensibilidad que le resulte cercana. La gran baza del cuento debería ser la empatía, el sentido de revelación. Un gran cuento no tendría que tener un sentido único sino que debería tener la fuerza de una bomba en racimo, que expandiera una significación particular para cada uno de los lectores del mismo.
En alguna ocasión has dicho que tu narración tiene “un sentido mediterráneo”. ¿Cómo explicas esto?
Me relaciono más y mejor con las literaturas cercanas a mi realidad. Me siento próximo a la literatura española, que considero por formación la mía, a la catalana, a la hispanoamericana, francesa, portuguesa, italiana y también con otras literatura de nuestro ámbito como las de Oriente Medio, Grecia o el norte de África. Creo que hay una forma de escribir común a todas estas literaturas que viene caracterizada por un lenguaje más rico, menos pragmático, del que generalmente se observa en narrativas del norte de Europa o Estados Unidos, y cierta vocación de riesgo e innovación en las formas del lenguaje.
Si buscamos una profundización en lo que nos rodea no hay forma mejor que compartir nuestra visión con autores que tienen una perspectiva cercana a la nuestra. Leemos una misma realidad y la variedad de análisis y perspectivas nos pueden dar un prisma más amplio de lo que tenemos delante. Para reflejar esta observación múltiple de una misma realidad sería un buen ejemplo la serie de pinturas que hizo Monet de la catedral de Ruán. Siempre la misma imagen pero sometida a las variaciones infinitas de la luz y la pincelada. Mis mejores últimas lecturas han sido de autores del ámbito mediterráneo o hispanoamericano, indefectiblemente. Eso no quiere decir que sacralice una literatura o reniegue de otra, simplemente expreso unas preferencias.
En El golfo de los Poetas, en El libro de las maravillas y a hora en tu último libro, Safaris inolvidables, profundizas en la importancia de la memoria como motor creador de ficción. En cada libro lo haces de forma muy diferente. ¿La memoria es una obsesión para ti?
Completamente. También creo que lo debería ser para cualquier escritor o creador. En nuestra memoria se encierra el germen de la creación. Todo lo que escribimos o creamos está latente, muchas veces escondido o inerte, en el fondo de nuestra memoria. Aparte del mecanismo de funcionamiento y selección de nuestra memoria, que me parece fascinante, entiendo que es imposible desligar cualquier actividad humana de estos mecanismos. Un hombre que es sólo presente no es nada: un maniquí. Para completarse ha de ser pasado y también posibilidad.
En el relato “Flores de Sertón”, que sirvió de anticipo a la publicación de Safaris inolvidables se deja entrever cierta saudade, cierta melancolía estimulada en este caso por la distancia temporal. ¿Es un sentimiento que se repite en los demás relatos?
Creo que ese sentimiento recorre todo el libro de cuentos. Traté de crear una serie de relatos en continuidad. Hay algunas historias que parecen escritas por la misma persona aunque su nombre o su biografía sean distintas. Sería un libro de cuentos coral en que todos cantaran con la misma voz o en el mismo tono. El sentimiento generalizado del libro es de añoranza (que sería una buena traducción de “saudade”) por un tiempo pasado que se adivina mejor que el actual. Muchas veces esta nostalgia está enfatizada por el narrador-narradores, convierte el pasado en mitología, en posibilidad de futuro, en un recurso que les permite continuar adelante en momentos de desesperación. Como decía el poeta, las lluvias del pasado eran las más hermosas y los amores también. Así parecen pensar los protagonistas de Safaris.
¿De cuántas anécdotas ajenas, de cuántas pequeñas ‘mentiras’ te has valido para construir los relatos de Safaris inolvidables?
Mentiras y verdades a medias muchísimas, verdades ninguna. No hay una sola historia que sea verdad en este libro de cuentos ni en nada de lo que he escrito. Puede haber fragmentos de historias propias, intuidas o ajenas que tengan alguna base real pero siempre están modificadas y muy tamizadas. El escritor es un gran moldeador de realidades que acaba convirtiendo en historias. Pule la realidad hasta darle una apariencia más satisfactoria para él y para el lector. El bloque de mármol con el que se esculpió el David de Miguel Ángel lo contenía pero no era una obra de arte. Era continente pero no tenía contenido y tal sucede con la realidad. Para el escritor esta realidad, el recuerdo y la experiencia, deben ser el bloque de mármol sobre el que tenemos que trabajar, nuestra materia prima esencial a la que no le debemos ninguna servidumbre.
El libro de las maravillas está pensado como un libro de viajes inmóvil. Un libro donde su protagonista, el señor C, rellena su memoria con recuerdos e imágenes de otros, realiza con precisión un catálogo de vidas no vividas, de viajes no realizados… Este recurso lo vuelves a utilizar en Safaris inolvidables a través de un viaje informático. ¿Por qué Google Earth?
Tenía pensado escribir una serie de novelas y libros de cuentos con la memoria como base. En ello estoy todavía pero creo que tras una novela que entraría todavía en este tiempo ya veo el fin de ese ciclo. Safaris zapping literario o pasar de un tema o lugar a otro que no tiene que ser sinónimo de vacío narrativo o poco trabajo literario. Google Earth es un programa muy atractivo y permite saciar algunas ansias de conocer en los viajeros inmóviles, entre los que, con alguna breve excepción, me cuento. es un paso más en esa prospección y la utilización de un programa informático me parecía una herramienta más de buceo. Algunas ideas para los relatos (el propio título del libro) surgieron del vagabundeo por la red que todos practicamos una y otra vez, también de ese ir y venir, de ese
Los viajes tienen mucho peso en tus libros. ¿Cómo o de qué forma son capaces de complementarse los personajes en este caso de Safaris a través de un viaje tecnológico, a través de este programa que te permite volar a cualquier lugar de la Tierra?
El programa en este caso sirve de conexión del narrador-protagonista con alguna historia ajena que acaba desarrollándose como propia. El programa, como podría también servir cualquier objeto, es un vehículo que pone en conexión al narrador con alguna realidad propia, le hace evocar un pasado en el que encontramos sentido a su situación actual. En el fondo el programa no sería más que un espejo en el que reflejarse y observarse con mayor claridad.
Los personajes literarios del libro se ven medio vacíos, tienen la necesidad de evocar, de buscar, de conocer lo desconocido… ¿Te has sentido un poco así en el transcurso en el que escribías? ¿Es un libro sincero desde tu perspectiva?
En un entorno de medias o pocas verdades también es inevitable que algo del autor se traspase a los personajes. Eso no quiere decir que mi estado de ánimo coincida con el de los personajes pero a buen seguro que su percepción sobre su estado de ánimo si debe coincidir, poco o mucho, con el que tuve en algún momento. Por suerte o por desgracia la vida nos pone a prueba y nos permite recorrer todos los estados de ánimo y calibrarlos. En cuanto a lo de la sinceridad en literatura no creo en ella. El escritor mueve los hechos, las emociones, los sentimientos y los recuerdos de un lado a otro con total impunidad.
Normalmente suelen preguntarte cuáles son tus precedentes, tus autores preferidos…, siempre relacionados con el mundo literario. Pero ¿en tus relatos hay influencias cinematográficas, musicales o artísticas?
No sólo hay influencias literarias. Posiblemente el mundo del cine o de la pintura también tienen un papel importante. Hemos labrado un arquetipo de la vida en muchos lugares del mundo a través del cine o de la televisión y sería casi imposible evitar ese tipo de influencias. Quizá lo más difícil sea separar el arquetipo de lo que puede ser la vida real en cada uno de esos lugares que no conocemos directamente. En el caso de la música es distinto. Me considero una persona muy poco musical y no creo que transmita ese tipo de inquietud en lo que escribo. A lo sumo trato de escuchar, de leer en voz alta lo que escribo, para ver si suena bien antes de seguir adelante.
María Fernández Villamarín
Esta entrevista ha sido seleccionada entre los ejercicios presentados por los alumnos del Grupo II para la Unidad Didáctica 4 (“La entrevista como género”) del Curso de Periodismo Cultural de Revista de Letras.
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Por su interés, hemos seleccionado varias preguntas incluidas en algunos de los cuestionarios preparados por los alumnos, elaborando así una segunda entrevista que os ofrecemos a continuación:
¿Qué síntomas hacen que una historia sirva más para un cuento que para una novela? (Carlos Alberto Rosales)
En general el cuento se alimenta más de anécdotas o situaciones puntuales que la novela, el relato suele ser el desarrollo exhaustivo de un hecho, no de una historia más compleja que suele crear la novela. Se realiza esta distinción también en función del número de personajes que van a aparecer en el relato. El cuento es por definición una narración con un protagonista mientras que en la novela breve y en la novela se puede repartir este protagonismo entre más personajes, o incluso realizar las llamadas novelas corales, a veces con decenas de voces.
Las páginas de sus libros están llenas de historias no vividas, de relatos que llegaron a oídos de los personajes. ¿Son, en su mayoría, historias que le contaron alguna vez? ¿Podría ser ésta una forma de fijar las reminiscencias de personas que pasaron por su vida? (Jara Marín Vega)
De todos los tipos hay y hasta con sus variantes. Hay historias propias, historias oídas y reproducidas directamente, también historias oídas o propias transformadas. A mí las que más me suelen gustar son las que llamo “pseudobiográfias”, situaciones que se podrían haber ajustado a tu vida pero no sucedieron aunque probablemente tuvieron ocasión para que sucedieran.
Sin duda cuando enhebras este tipo de historias o parahistorias creas un vínculo con el pasado, con momentos buenos y no tan buenos. Es una forma de revisión contínua, de tranformación también, pues cada vez que rememoramos algo lo cambiamos, le damos una vida nueva.
Decía Natalia Ginzburg que “los detalles se consumen, se deterioran de llevarlos con uno si no se usan por mucho tiempo”. Usted se mueve cómodamente en los territorios cenagosos de la memoria: ¿son ficción también nuestros recuerdos? (Isabel García Trócoli)
Completamente de acuerdo. No hay dos recuerdos ni dos visiones de un acontecimiento iguales. Incluso cuando no recordamos bien tendemos a hacer una labor de relleno de la memoria, a crear una especie de argamasa a partir de materiales de otros recuerdos. Cualquier recuerdo es una versión aproximada y personal de lo que pasó. Filtrada por el tiempo, por nuestras limitaciones con la memoria y por la propia expectativa que estamos creando al relatarla a alguien. Ni siquiera con nosotros mismos somos totalmente sinceros al recordar y puede más la voluntad de exculparnos que la de relatarnos la verdad.
Me gustaría que argumentase la relación entre los amaneceres que tanto fotografía y esa importancia que concede a los principios de las narraciones. (Santiago Jaureguizar)
Buena pregunta. Curiosa. Lo de los amaneceres es una práctica reciente. Siempre he vivido en el centro de la ciudad y ahora vivo en un lugar en el que puedo presenciar diariamente este tipo de acontecimientos. Cada amanecer es un gran suceso. Cada día una estrella, nuestra estrella más cercana, aparece por el mar y durante unos instantes podemos hasta mirarla de frente y ver como su luz cambia la naturaleza de todo lo que nos rodea. Me parece un momento majestuoso al que merece prestarle atención.
No suelo recurrir a los amaneceres ni a atardeceres para empezar cuentos, ni a personas que están durmiendo o apagando el despertador, ya que caería en uno de los principales errores de un escritor: los lugares comunes. Creo que esta observación tiene más que ver con la curiosidad, un rasgo inherente a cualquier escritor, que con otra cosa.
Dada tu dedicación a la docencia en varios talleres de escritura, crees que se puede enseñar a ser escritor? Autores contemporáneos de nuestro país, como Kiko Amat, aseguran que nunca han estudiado teoría de la literatura y que hoy en día son capaces de publicar libros gracias al “do it yourself” y a un buen bagaje de lectura, sin tener que pasar por los clásicos. ¿Qué opinas de ello? (Oscar Villalibre)
No se puede enseñar a ser escritor de la noche al día. Escribir es un oficio y como tal sólo puede trabajarse de forma diaria y constante a través de los años. Un taller de narrativa puede estimular el gusto, fomentar autores y lecturas, orientar y también ofrecer consejos prácticos para canalizar de una forma adecuada una inquietud que ya debería venir cultivada.
Tampoco creo que sea necesario estudiar teoría de la literatura o alguna carrera relacionada con las letras para ser escritor. De hecho conozco escritores estupendos que no estudiaron nada relacionado con este ámbito. De lo que no cabe duda es que el conocimiento de los clásicos, tener un buen equilibrio de lecturas de todos los tiempos, conocer el bagaje literario anterior a la literatura actual, es totalmente necesario para poder escribir con criterio. Nunca sabremos en qué punto estamos si no conocemos lo ya escrito. Es como ponerse a pintar sin conocer la historia de la pintura. Difícilmente alguien puede saber si está escribiendo algo innovador o mejorar sus recursos si desconoce lo que se ha escrito en otros tiempos, en otras circunstancias. Igual me equivoco y es mejor no haber leído nada y sentirse orgulloso, pero así lo veo.
¿Cuáles son los ingredientes de un buen alumno? ¿Cuánto porcentaje, por así decirlo, de materia prima tiene que aportar un alumno y cuánto corresponde al profesor? (Cristina García)
Como para cualquier otra actividad un buen alumno debería tener una mezcla de curiosidad conjuntada con voluntad de aprender. La voluntad es lo principal para el escritor, lo mismo que para cualquier artista.
Sólo la voluntad nos puede hacer continuar en el esfuerzo que supone escribir. La literatura es una actividad que generalmente tiene una repercusión, si la tiene, que nunca es inmediata. Los frutos de tu trabajo los ves pasados muchos meses o incluso años desde que te pusiste a trabajar. En literatura todo se mueve en plazos largos, eternos.
Un buen profesor debería poder fomentar el gusto del escritor joven, crear la pasión suficiente para que estos plazos resulten tolerables alimentados por una vocación de continuidad.
“Estoy más orgulloso de lo que he leído que de todo aquello que he escrito”, dijo Borges. ¿Qué es lo que más le ha prestigiado como lector y de qué está más satisfecho como autor? (Sergio Castro)
Creo que desde mi juventud, y de forma muchas veces inconsciente, fui haciendo un buen compendio de lecturas. Tuve curiosidad y muchas veces también fui bien asesorado. Posiblemente lo mejor es lo que leí entre los dieciocho y los treinta años. Entonces leía con pasión, leí mucho y variado: lo nuevo y los clásicos, libros que me gustaban y otros que no tanto pero que siempre solía acabar.
No tengo ningún libro publicado del que no me sienta satisfecho aunque como autor el libro del que me siento más orgulloso es del último, de Safaris inolvidables. Es el que mejor se adapta a lo que yo entiendo que es la literatura, también lo veo como un punto y final de algo, no sé si de un tiempo o de una estética propia.

miércoles, 6 de febrero de 2013

CRÍTICA DE "SAFARIS INOLVIDABLES" EN LA REVISTA EL OTRO LUNES A CARGO DE ESTEBAN GUTIÉRREZ GÓMEZ

VIVIR TAMBIÉN ES RESPIRAR EN SOLEDAD
Safaris inolvidables
Fernando Clemot
Editorial Menos Cuarto, 2012

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Uno de los mayores placeres de un lector empedernido es descubrir nuevas narrativas capaces de extasiar. Algo nuevo bajo el sol llegó en 2009 cuando pude leer por recomendación de Carlos Salem el libro de relatos Estancos del Chiado, de Fernando Clemot. Sentí entonces la satisfacción de haber descubierto una narrativa poderosa, curtida y envolvente. El premio Setenil del año siguiente fue justa recompensa al peso de esas narraciones.
La nueva incursión de Fernando Clemot en el relato, Safaris inolvidables, me ha vuelto a sorprender. Quizá sea una prosa más depurada, aparentemente más sencilla, pero el buen hacer del escritor barcelonés sostiene un entramado ingenioso.
Me gusta en el relato la apuesta por el juego cortaziano, la propuesta de puzzle ofrecida al lector y, en Safaris inolvidables, el juego está muy presente. Varias narraciones conforman el cuadro de la vida. Vivir es huir. Vivir es penar. Vivir es enloquecer. Vivir es, también, respirar en soledad.
El juego de la Literatura se inicia en la pantalla de un ordenador. El protagonista de las narraciones utiliza un programa informático que ofrece la posibilidad de recorrer todos los rincones del mundo, e incluso de sobrevolarlo, sin moverse de casa. No es necesario viajar en realidad, frente al ordenador el viaje es posible. El viaje, la huída para encontrase  a sí mismo en otro lugar y otro tiempo, para encontrar respuestas a preguntas sobre el pasado, para visitar lugares comunes, conocidos aún sir haber sido visitados.
Es una propuesta de inicio gozosa y, si se acepta el reto, el juego será agradable, divertido para el lector. A partir de ese inicio se diseña la vida del protagonista, una vida complicada, en un momento valle, que, a la vez que recorre diversos lugares del mundo (siempre en relación con sucesos personales que Fernando Clemot hilvana con otro tipo de acontecimientos en un trabajo de artesano de la palabra), conforma el paisaje de una vida triste empapada de rupturas, soledades y locura.
Hasta ahí todo correcto, todo engarza y los relatos, como piedras preciosas de colores, tarde o temprano se transforman en pulseras en los ojos del lector. Pero Fernando Clemot es amante del riesgo, y un simple juego de engarces de fragmentos es poco para su imaginación de cuentista. En un giro de trama de 359 grados, cambia el narrador de la historia y, con precisión lingüista y pulso firme de cirujano literario, despega al protagonista de la trama, lo eleva sobre el libro como si el lector estuviese observando un viaje astral (como los viajes que el protagonista hacía con la herramienta informática sobre el mundo y, a la vez, sobre su vida) e introduce en el lector las inquietudes filosóficas de vida del protagonista, convirtiendo lo que parecía ser algo particular en algo universal.
El resultado final de Safaris inolvidables es un golpe que no voy a desvelar. No sería justo privar de esa conmoción a los lectores que disfrutan con la pasión por el juego

martes, 5 de febrero de 2013

PRESENTACIÓN EN MADRID DE SAFARIS INOLVIDABLES



"SAFARIS INOLVIDABLES" EN MADRID, EN TRES ROSAS AMARILLAS
Presentamos el libro de cuentos "Safaris inolvidables"(Menoscuarto, 2012) el próximo viernes 8 de febrero a las 20 horas en la librería Tres rosas amarillas (San Vicente Ferrer, 34. Madrid).
Un sitio precioso, no se me ocurre mejor destino para un libro de cuentos. Me acompañarán el editor de Menoscuarto, José Ángel Zapatero, y el director de la colección Reloj de arena, crítico y profesor universitario, Fernando Valls.
Os esperamos.

http://www.menoscuarto.es/libro/safaris-inolvidables/

viernes, 1 de febrero de 2013

CRÍTICA DE "SAFARIS INOLVIDABLES" (MENOSCUARTO, 2012) EN REVISTA DE LETRAS, A CARGO DE IVÁN HUMANES

En Revista de Letras (1/2/2013), a cargo de Iván Humanes.
http://www.revistadeletras.net/safaris-inolvidables-de-fernando-clemot/


Es el escritor italiano Alberto Moravia el que trae Fernando Clemot (Barcelona, 1970) al primer cuento de sus Safaris inolvidables. Y la cita que recoge, como cada uno de los cuentos que componen el libro, no tiene que entenderse como algo pasajero, y debe leerse como parte común del libro, lugar en el confluyen las historias, pues, parafraseando la misma “Clemot, estimulado por el deber de completar con la vista lo que ha intuido con el oído, se ha puesto a observar la vida desde el resquicio de las puertas virtuales y la memoria…”.  Y es que la memoria, uno de los elementos principales que el autor viene trabajando en su obra, se complementa con el recuerdo que sobreviene y desmadejan sus personajes delante del ordenador, navegando sobre ríos, aumentando topografía, colinas y mares, planeando en el Google Earth por lugares que alejan (o acercan) a uno “a la resaca, al dolor de los días”. El viaje virtual provoca el viaje personal. Y es que el recuerdo y la obsesión, el tiempo vivido y la proyección del plano virtual al físico, o a la inversa, conforman la topografía de Safaris inolvidables.
La recopilación de Clemot avanza en la idea de la creación actual del libro de cuentos. Todos ellos atienden a una estructura orgánica y se relacionan entre ellos, de tal forma que el libro de cuentos evoluciona a novela, pudiendo ser una u otra cosa. Una formación narrativa que desborda el recipiente habitual del cuento y se convierte en algo más. Un “algo más” que bien podría transponerse a una de esas formaciones geológicas que el experto en el Earth cree descubrir por primera vez: un islote deshabitado en mitad del Pacífico donde la memoria campa a sus anchas, sacudiendo el recuerdo en cada uno de sus accidentes geográficos… Y como relata el autor en sus personajes, esa memoria estará siempre más enfocada al dolor que al deleite. “Es un lobo vestido con piel de cordero. El lugar más inocuo del mapa esconde una tragedia, una crueldad, el espanto…”. Aunque es evidente que esos programas  informáticos no recogen el viento, el vendaval, el rocío, unos fenómenos atmosféricos que son invisibles para ellos, y por ello es que esa realidad chata debe completarse con el viento y la lluvia, de la misma forma que debe hacerse con las formaciones efímeras y personales que tampoco aparecen: las humanas. Los lugares son utilizados por Clemot como motivos sugestivos, desencadenantes del pasado. Lo son para los pintores. “¿Por qué no ha de buscar la inspiración un escritor en un lugar?”, se llega a preguntar uno de los personajes de los Safaris.
Así, estos cuentos tienen que pensarse desde la narración progresiva y confluyente. Si bien en ella se dan cita un marinero que es acusado por la muerte de un capitán, o varios personajes que buscan a través de la red ese lugar geográfico que les ayude a reinterpretar su topografía emocional, accidentes geológicos que esconden secretos y la vida novelada de Gabriel D’Annunzio, Genet, Portugal, Italia, fantasmas… podríamos decir que todos los cuentos son un cuento, y que ese cuento, ampliado hasta aquello que no se ve, es a la vez un lugar topológico conformado por todos ellos. Y para ello no utiliza la creación de mecanismos que intenten la unión de una forma visible. Es precisamente esa lectura evanescente, donde los mecanismos narrativos no son evidentes, lo que hace que Safaris inolvidables no sea ¿sólo? una compilación brillante de cuentos sino un libro que consigue algo más ambicioso. Si a ello le añadimos una escritura metódica y pensada estéticamente hasta la perfección tenemos un libro de cuentos redondo. ¿Un libro de viajes? También. Donde el viaje no sólo es suela de bota sobre la roca sino archipiélago del horror personal, cartografía del sentimiento partiendo de la cartografía física. Y donde ese viaje, también del autor, desemboca en algunos relatos como “Il fastello della mirra”, donde Clemot trabaja el cuento desde tres planos: narrado en primera persona, construido para dar historia y voz a terceros personajes y con la intención final de narrar San Pelagio y el vuelo de D’Annunzio sobre Viena con La Serenissima… Un cuento que ejemplifica la necesidad del autor por crear estructuras complejas y dinámicas dentro del propio relato, resultado del trabajo por el autor de su narrativa, de los “conceptos-bisagra”, un elemento que ya refería Jordi Gol al hablar de una de sus novelas, El golfo de los poetas (Ediciones Barataria), y que, en palabras de Clemot, “representan la aparente arbitrariedad que existe entre la observación de un objeto y la representación que la memoria desentierra de nuestro archivo de recuerdos a oscuras”.

Fernando Clemot, en una entrevista personal, dibuja,  precisamente la intención de este libro: “Safaris inolvidables es un libro de cuentos que no sabemos si tiende a la novela. Quizás a estos experimentos que se están haciendo ahora: cuentos conectados, cuentos que manchan a los que tienen a un lado y a otro, interrelaciones que no son más que el fin del libro de cuentos, un libro de cuentos que tiende a novelizarse. En este caso hay diversos personajes con un nexo en común que están viviendo un momento dramático, y evocan y buscan algún tipo de remedio a su angustia a través de la memoria y la tecnología. Una de las bases del libro de cuentos es un programa informático, el Google Earth, y la mayoría de los personajes utilizan este programa para recordar con mayor claridad momentos anteriores, o para conocer lugares que les hubiera interesado conocer, es una especie de curiosidad universal que recorre el libro y en algunos momentos sirve para recordar algún momento dramáticos, otros para recordar algo más bello. Son lugares que ahora puedes conocer, puedes darle cuerpo. Es un complejo de historias trabado, unido, enredado. Y es el libro del que he acabado más satisfecho”.
Eso mismo.
Iván Humanes Bespín
http://ivanhumanes.blogspot.com